Foto: Mercedes Cosano |
La charla que tuvo lugar en el Institut français el 4 de marzo entre el comisario y crítico de fotografía Christian Caujolle y los fotógrafos Ricardo Cases y Cristina De Middel giró en torno a la concepción del proyecto Collaje que estos dos fotógrafos han desarrollado de manera conjunta. La propuesta que se les había lanzado era la de trabajar juntos en un proyecto de nueva creación. El tiempo era un tanto ajustado al ser los primeros en inaugurar pero ellos aceptaron el reto y estaban encantados con la idea de colaborar de esta manera ya que son buenos amigos y admiradores el uno del otro. La idea de su proyecto nació de una manera espontánea pensando en la técnica francesa del collage, la disputa sobre quién fue su precursor, Picasso o Braque, y las primeras obras que realizaron en 1912 Naturaleza muerta con silla de rejilla y Femme de tête respectivamente. Esta técnica resultó ser una fórmula perfecta para el diálogo y el trabajo común. Cases y De Middel confiaban ciegamente en el trabajo del otro y así configuraron un proceso de trabajo rápido y diferente a modo de juego e intercambio.
Christian Caujolle, quien desde hace décadas sigue de cerca la fotografía española, considera que existe un cambio radical con respecto a la generación anterior. España fue un país aislado durante el periodo franquista y hubo que esperar mucho tiempo para observar un buen nivel fotográfico en España. Caujolle considera que fotógrafos como Ricard Terré tuvieron la importancia de William Klein, sin embargo en España no se entendió este tipo de fotografía. Tampoco había una estructura para dar a conocer a los fotógrafos fuera del país. Uno de los pocos que se dio cuenta de que sólo había posibilidades fuera de España fue Joan Fontcuberta quien con tan solo veinte años ya estaba exponiendo en París.
Caujolle considera también que la falta de conocimientos de fotografía e historia del arte en España se reflejó directamente en todos los aspectos culturales. Es precisamente esta diferencia en la que hace mayor hincapié. La generación actual, y en concreto los 12 fotógrafos de este proyecto, conoce y tiene acceso a lo que pasa internacionalmente en el mundo de la fotografía. Son atrevidos y consiguen hacer lo que quieren sin premisas impuestas aunque después intervengan inevitablemente los factores de suerte, éxito y talento personal. Coinciden todos en una suerte de surrealismo propiamente español y sus obras, a partir de una gran libertad, confluyen en cosas universales.
Cases considera que la diferencia entre esta generación y la anterior es la autonomía de la que se dispone en la actualidad, la facilidad para enseñar el trabajo, acceder a un editor o a un comisario. La difusión del trabajo es mucho más sencilla dentro del mundo conectado actual. El fotógrafo señala que aunque ahora parece que despierta cierto apoyo institucional, este movimiento ha sobrevivido gracias al esfuerzo del propio gremio. Cases remarca que los fotógrafos que ahora están destacando llevan muchos años trabajando pero han tenido las puertas cerradas durante mucho tiempo.
En este sentido De Middel añade que gracias al desarrollo tecnológico, la emigración, la crisis y otros muchos factores contemporáneos, los trabajos han conseguido hacerse visibles. Considera que hay que seguir trabajando como se ha hecho hasta ahora y aprovecharse de que las puertas están abiertas.
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