Foto: Mercedes Cosano. |
El
jueves 20 de marzo, con motivo de la inauguración de LÁSER,
los fotógrafos Alejandro
Marote e Iñaki
Domingo charlaron con Sébastien Ruiz, director de la Galerie Agnès b. de París (Galerie du
Jour). Un encuentro desarrollado en la mediateca del Institut
Français de Madrid, introducido por el agregado cultural Nicolás Peyre.
Sébastien
Ruiz abrió la charla con la consideración de que es necesario confiar en las
nuevas generaciones de fotógrafos que han sido poco valoradas en galerías tanto
de Europa, EEUU y Asia estos últimos años. Resaltó el valor de la energía, la
valentía y el compromiso de los fotógrafos españoles que, a su juicio, ha
faltado de alguna manera en la fotografía europea de los últimos tiempos. El
galerista se mostró partidario de una total libertad en las formas artísticas y
el propósito de los artistas y criticó la labor de algunos comisarios que
prevalecieron en los años 80 y 90 que se apropiaban de las ideas y
problemáticas de los artistas para hacerlos suyos. Asimismo responsabilizó a
las galerías de, en muchas ocasiones, no arriesgar con estas nuevas
generaciones de fotógrafos.
Ruiz
denominó la fotografía de Marote y Domingo como una suerte de “nueva fotografía
humanista”, debido a la capacidad de hablar del individuo sin la necesidad de
mostrarlo en la imagen. Así, las imágenes son capaces de mostrar al espectador
intimidad y calma. Consideró que la exposición es una paso hacia adelante en
cuanto a la liberación de la limitaciones del medio debido a la colocación de
las fotografías directamente sobre la pared, acercándolas así a la
instalación.
Por su
parte los fotógrafos de LÁSER explicaron el proceso de trabajo así como los
motivos que les impulsan a la creación. Domingo explicó que pusieron en común
un corpus de trabajo todavía no mostrado en el que ambos habían estado
trabajando por separado. Buscaban imágenes en las que hubiera un encuentro
entre el gesto y el símbolo. En este recorrido, como señaló Marote, trataron de
usar un lenguaje puro y no el lenguaje visual habitual. En las imágenes
seleccionadas no hay sujetos reconocibles y aparentemente no ocurre nada porque
incluso las personas se convierten en símbolos.
Domingo
señala que es una respuesta a lo compleja e incomprensible que es la sociedad
actualmente en un mundo de excesiva información: “la sociedad me ofrece
abstracción y de alguna manera le devuelvo abstracción”, advierte el fotógrafo.
Se trata de una respuesta al excesivo ruido visual y una búsqueda hacia el
origen y la esencia de la creación artística; una reacción política a este
constante golpeo y a las formas agresivas que tienen la publicidad o la
televisión.
Para los
autores la exposición es un lugar para el reconocimiento, una especie de
espacio para la reflexión y el silencio. Marote señaló que el arte es un lugar
donde parar y poder descansar por lo que es necesario dejar en las imágenes un
espacio para poder habitarlas. Para Domingo las imágenes están además tratados
como elementos vivos dotándolas, a la manera de Wolfgang Tillmans, de una
dimensión objetual.
Marote,
cuyos referentes son más pictóricos que fotográficos, empezó a fotografiar en
blanco y negro hace seis años buscando en la realidad de la ciudad. El autor
explicó que en el momento en el que decidió que no le quedaba nada por
fotografiar allí y comenzó a aproximarse al asfalto y al hombre cambió su
escenario a la naturaleza y comenzó a fotografiar en color. Por otro lado, a
Domingo le interesa llegar a la esencia estructural del píxel. El trabajo en
digital le genera diferentes complejidades técnicas que le conectan con el
momento presente y con la búsqueda personal de uno mismo. Desde el estudio de
la forma consigue aproximarse al sujeto psicológico, al individuo.
LÁSER
es el reflejo de las preguntas de Iñaki Domingo y Alejandro Marote a partir de
una huella común de los archivos fotográficos de ambos. Autores que utilizan
las imágenes para configurar una construcción personal: mirar el mundo para
después encontrarse a ellos mismos.
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